Cuando Salomón murió́, hubo una división en las
filas militares de la nación. Israel se convirtió́ en un reino dividido: diez
tribus emigraron hacia el norte y establecieron su capital en Samaria; las
otras dos se marcharon hacia el sur y se establecieron en Jerusalén y en sus
zonas circundantes. Durante este periodo de división y guerra civil, a las
tribus del norte se les dio el nombre de Israel, y al grupo del
sur, Judá́.
". El relato bíblico que se halla en 2 Crónicas
36:18, 19 registra el fin de la historia de Judá́ y el comienzo de la
cautividad babilónica.
Asimismo todos los utensilios de la casa de Dios,
grandes y chicos, los tesoros de la casa de Jehová́, y los tesoros de la casa
del rey y de sus príncipes, todo lo llevó a Babilonia. Y quemaron la casa de
Dios, y rompieron el muro de Jerusalén, y consumieron a fuego todos sus
palacios, y destruyeron todos sus objetos deseables.
El templo de Jerusalén quedó sin protección
durante 90 años, hasta que Dios llevó a Nehemías al liderato necesario para
construir el muro. Nehemías 1:3,4. “Ellos me dijeron: El resto, los que se
salvaron de la cautividad, allí en la provincia, están en una situación muy
difícil y vergonzosa. El muro de Jerusalén está en ruinas y sus puertas
destruidas por el fuego. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, hice duelo
por algunos días, ayuné y oré delante del Dios de los cielos”.
Pero en vez de salir corriendo hacia la presencia
del rey para decirle: "Dios me ha ordenado que regrese a Jerusalén a
construir un muro. ¡Soy el hombre de Dios!" Nehemías oró pidiendo consejo
y dirección a Dios. Muchos reaccionamos con orgullo, indiferencia,
dureza de corazón, soberbia, autosuficiencia, más lo que Dios pide en este
tiempo son corazones que escuchen su voz, obedientes, fieles, contritos y
humillados.
La comunión con Dios y la prudencia
caracterizaron a Nehemías, como un hombre con el carácter de Cristo a pesar de que
tuvo que pasar mucha oposición de sus
enemigos se mantuvo fiel y dispuesto a
cumplir su llamado.
El libro de Gálatas 3:3 nos exhorta a mirar en
nuestro interior primeramente en el momento de recibir una noticia que puede
afectar nuestro destino: Tan insensatos sois? Habiendo comenzado por el
Espíritu, ¿ahora vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en
vano? Si es que realmente fue en vano.
Reflexión
En este tiempo que muro debemos reconstruir?
Familiar, financiero, ministerial, personal, emocional, espiritual.....
Oración
« Señor, Dios del cielo, grande y temible, que
cumples el pacto y eres fiel con los que te aman y obedecen tus mandamientos,
te suplico que me prestes atención, que fijes tus ojos en este siervo tuyo que
día y noche ora en favor de tu pueblo Israel. Confieso que mi
familia y yo, hemos pecado contra ti. Te hemos ofendido y nos hemos corrompido
mucho; hemos desobedecido los mandamientos, preceptos y decretos que tú mismo
diste a tu siervo Moisés. »Recuerda, te suplico, lo que le dijiste a tu siervo
Moisés: “Si ustedes pecan, yo los dispersaré entre las naciones: pero, si se
vuelven a mí, y obedecen y ponen en práctica mis mandamientos, aunque hayan
sido llevados al lugar más apartado del mundo los recogeré y los haré volver al
lugar donde he decidido habitar”. »Señor, te suplico que escuches nuestra
oración, rasgues el velo de mi corazón y pueda ver con mis ojos espirituales
cual es el muro que debo reconstruir. En el nombre de Jesús. Amén.
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